¿Qué pasa cuando morimos? ¿Hay vida después de la muerte? ¿A dónde vamos al morir?
La leyenda mexicana que da origen al Día de Muertos y a la manera en la que México ve a la muerte es la historia del Mictlán, el inframundo de las culturas prehispánicas.
Mucho antes de que los conquistadores llegaran a tierras mexicanas, los pueblos indígenas tenían su propia manera de interpretar el mundo, la vida y la muerte.
Mictlán, el destino del guerrero, cuenta la historia de un gran guerrero de clase Ocelopilli (jaguar) de nombre Chicahua. Va más allá de lo que se cuenta sobre nuestro pueblo, lejos de la imagen de bárbaros que los conquistadores crearon de nosotros. Es una historia sobre nuestras creencias y sabiduría, cuando entendíamos el mundo de una manera más espiritual, pero también más simple, y aunque todo lo que hacemos tiene un eco en nuestra vida después de la vida, no tenemos un cielo ni un infierno. Mictlán, es el lugar del descanso eterno para las almas de quienes se nos han adelantado en el camino y son los dioses de la muerte los que se encargan de recibir las almas de quienes alcanzan el Mictlán y decidir el destino de quienes fallecen, dependiendo de la manera en la que murieron.
Es una historia de lucha, entrega, hermandad, pero sobre todo de amor a las raíces y valores de un pueblo que luchó hasta el final por mantenerse en pie.
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